Últimamente, se habla muchísimo sobre igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, la palabra feminismo sigue teniendo un estigma social importante en buena parte de nuestro país y sigue causando cierta controversia. En #SaveTheMarketing nos consideramos abiertamente feministas porque creemos que no hay formas más justa de entender el mundo. El feminismo es el movimiento filosófico, social y político (que no partidista) que busca ni más ni menos que mujeres y hombres seamos iguales en derechos, oportunidades y deberes. Acabando así con las discriminaciones y violencias a las que el sistema ha sometido a las mujeres desde siempre.
Entender la vida desde un punto de vista feminista, es decir, con perspectiva de género, no supone vivir en una guerra de sexos. Igual que todo el mundo es necesario para que nuestro planeta sea sostenible, hombres y mujeres necesitan poder deconstruir los roles que les han sido impuestos y que generan desigualdad. El trabajo es contra las desigualdades, no contra las diferencias. Hombres y mujeres somos diferentes, ¡y eso es perfecto! Sin embargo, los roles que representamos socialmente (que han evolucionado, pero que siguen muy vigentes) siguen generando enormes brechas.
No, aún no está todo hecho
Podríamos pensar que ya está todo hecho. Las mujeres tienen derecho a la propiedad, al voto, a la educación, tienen derechos sexuales y reproductivos e incluso pueden realizar trabajos productivos… Curiosamente, todos estos derechos han tenido que ser “conquistados” por las mujeres (y por el feminismo) a lo largo de más de 300 años. Lo que ya nos debería hacer pensar en la desigualdad de la que partimos.
En cualquier caso, si analizamos con lupa estos aspectos, encontraremos aún a día de hoy muchas desigualdades:
- ¿Derecho a la propiedad? Conseguido, pero las mujeres tenemos bastantes menos recursos económicos. Poseemos menos tierras, ganamos menos dinero (alrededor de un 20% menos que los hombres), acumulamos menos riqueza (entre las 50 personas más ricas del mundo, solo hay 6 mujeres), tenemos menos empresas…
- ¿Derecho al voto? Conseguido. Por supuesto, no en todos los países en el mismo equilibrio. En nuestro país implantamos en 2007 un sistema de cuotas (paridad) en las listas electorales. Década y media después empezamos a ver paridad en los puestos de poder.
- ¿Derecho a la educación? Hecho. Las mujeres ocupamos el 60% de las aulas en todos los niveles educativos. Sin embargo, curiosamente solo el 22,5% de las personas catedráticas son mujeres y solo el 16% de las rectoras son mujeres.
- ¿Derechos sexuales y reproductivos? No para todas las mujeres y desde luego no en todo el mundo. En nuestro país, muchas mujeres tenemos el privilegio de poder planificar cuándo queremos ser madres (o si queremos) e incluso el derecho de abortar. Sin embargo, llevar a la práctica estas cuestiones sigue teniendo mucho que ver con cuestiones económicas y si alzamos la mirada fuera de España… queda mucho por conseguir.
- ¿Derecho al trabajo? Las mujeres nos hemos incorporado plenamente al mercado laboral en casi todo el mundo (salvando algunas distancias muy largas). Sin embargo, ¿lo hemos hecho en igualdad de condiciones? La respuesta objetiva es NO. Cobramos un 20% menos por hacer los mismos trabajos, accedemos un 7% menos a los empleos, especialmente a los más cualificados, aglutinamos el 70% de las bajas de cuidados, ocupamos el 75% de los contratos a jornada parcial, accedemos mucho menos a los puestos directivos que los hombres (4 de cada 10), nos ocupamos además casi en exclusiva de las tareas del hogar, y lo más grave: 7 de cada 10 mujeres ha sufrido alguna vez acoso sexual o por razón de sexo en el trabajo.
Y es en este último aspecto en el que queremos centrarnos hoy. El ámbito laboral es la piedra angular para superar muchas de las desigualdades que vivimos. Las mujeres que pueden desarrollarse profesionalmente y tener independencia económica, tienen más posibilidades de superar obstáculos.
Plan de igualdad: Una normativa en busca de la equidad
En los últimos años, se ha venido trabajando enormemente en la igualdad formal, es decir, en la normativa que ampare y garantice derechos para las mujeres nacional e internacionalmente. Esta cuestión se encuentra dentro de los objetivos de desarrollo sostenible y contamos con un Pacto Europeo por la Igualdad de Género que, entre otras cuestiones, persigue aumentar el empleo de las mujeres un 75% en 2025. En España tenemos medidas específicas para fomentar el empleo de las mujeres y prohibición expresa de discriminaciones directas e indirectas de diverso tipo.
En nuestro país, el espacio público tiene bastante garantizada la igualdad (pruebas de acceso ciegas, paridad electoral, ascensos por méritos…). Sin embargo, la esfera de la empresa privada sigue siendo un enorme espacio en el que intervenir.
Una de las medidas más importantes a este respecto se incluye en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad de mujeres y hombres, que indica que es obligatorio disponer de un plan de igualdad en todas las empresas con 50 o más personas trabajadoras.
No cumplir con la obligación de tener un plan de igualdad está calificado como una infracción grave de las relaciones laborales, que puede ser sancionada con multas desde 751 a 7.500 euros. Además, desde comienzos de 2023, la Ley 9/2017 de contratos del sector público dispone que las empresas obligadas a tener plan de igualdad no podrán contratar con la Administración y demás entidades del sector público si no disponen de uno.
Diseñar, ejecutar y/o evaluar este plan no es sencillo y las empresas no tienen por qué saber hacerlo. Afortunadamente, existimos muchos perfiles profesionales con capacidad de llevarlos a cabo o incluso de orientar a las empresas para que lo hagan (educadoras sociales, promotoras de igualdad, técnicas de igualdad, agentes de igualdad…).
Tener un plan de igualdad en la empresa es una cuestión obligatoria para muchas, pero, sobre todo, debería ser una obligación ética. Garantizar que las personas que forman los equipos de trabajo pueda desarrollarse en igualdad de condiciones nos hará personas más felices y una sociedad mejor.